Una de las ventajas de vivir en Canarias es que el clima nos permite comer helado practicamente todo el año. Es por esto que las heladerías están bastante presentes en nuestras calles y es muy habitual ver a la gente helado en mano, incluso en pleno mes de Diciembre. Tenemos mucha cultura heladera por aquí y me atrevería a decir que entre todos los lugares a los que he viajado, los mejores helados los he comido en Italia y en mi isla, Gran Canaria.
Desde hace ya algunos años y con la llegada de las heladerías italianas y sus gelati de generosas raciones servidos con pala, a los sabores clásicos de fresa, chocolate, vainilla o turrón (mi favorito) se les ha unido otros algo menos convencionales como el de nutella y muchos que saben a alguna chocolatina famosa (la mayoría, casualmente, de la marca Ferrero).
Precisamente, el de Kinder Bueno fue uno de los primeros que probé hace ya algunos años en una heladería llamada Gelizia que hay en mi ciudad y a la cuál adoro (más ahora que no me llevo muy bien con la lactosa y ellos tienen más variedad que otras en helados sin lactosa).
Es una de mis chocolatinas favoritas, el de la heladería está tremendo y por tanto, la responsabilidad era mucha. Mi heladera iba a tener un estreno a lo grande...